Variedades, tuestes, envasado y contenido en cafeína del café

En cuestión de cafés cada país tiene sus propios gustos y exigencias. En España solemos inclinarnos por los cafés fuertes, que incorporan un porcentaje variable de café torrefactado, es decir, de granos que han sido tostados con azúcar. En otros lugares se suelen tomar cafés más suaves, generalmente porque el consumo de café es más elevado que en España donde por término medio consumimos unos cuatro kilos de café a año por persona.

Con este artículo pretendemos ayudaros a que a la hora de decidiros por una marca de café u otra, toméis la decisión que más se ajuste con vuestros gustos, porque elegir un buen café no siempre es sencillo, sobre todo si tenemos en cuenta que en el envasado no suelen aparecer datos claros de las variedades de café que componen su mezcla, su contenido en cafeína, la forma de elaboración o su intensidad.

Variedades de café

En cuestión de café podemos encontrar numerosas variedades, pero básicamente se puede decir que dos de ellas abarcan casi la totalidad del mercado cafetero:

• Robusta. Este café se cultiva fundamentalmente en África. La planta ofrece un mejor rendimiento y es más resistente que la de la variedad arábica. El café tiene más cuerpo, es más amargo y ofrece más sabor. Tiene el doble de cafeína que el café arábica (oscila entre el 2% y el 4,5%). Se suele ofrecer mezclado con otras variedades.
• Arábica. No tiene una zona mundial específica de cultivo. Ofrece un sabor más delicado y ácido que el café robusta. Su contenido en cafeína es inferior (entre el rango del 1% y el 2%). Cafés de cierta fama como el Bourbon, perfumado y de sabor intenso, o el Moka, de sabor afrutado, pertenecen a esta variedad.

Tueste del café

Los granos de café se recolectan cuando están maduros, posteriormente se les retira la pulpa que recubre al grano y finalmente se tuesta, existiendo tres tipos fundamentales de tostado:

• Torrefacto. En el proceso de tostado se incorpora azúcar que al caramelizarse provoca que el café se vuelva más oscuro. El sabor también se intensifica.
• Natural. Los granos de color verduzco se tuestan sin más, es decir, sin que se añada ningún otro aditivo. El sabor de este café es más suave.
• Mezcla. Simplemente es el resultado de mezclar granos torrefactados y de tueste natural en proporciones variables dependiendo del gusto del consumidor. De esta manera se consiguen sabores y matices muy distintos y variados.

Envasado y conservación del café

El mejor envase para el café es aquel que es capaz de conservarlo en buen estado y que además cumple con los siguientes requisitos:

• Se rellena al máximo de su capacidad de manera que no sobre ningún material innecesario.
• Incorpora materiales que se obtienen y procesan de forma natural y son óptimos para el reciclaje. El objetivo es que el impacto sea mínimo para el medio ambiente.
• Son fáciles de abrir y de manejar. Al mismo tiempo son comprimibles sin dificultad para que puedan almacenarse para su reciclado.

Una vez abierto el envase original, el café debe conservarse en un recipiente hermético, en la nevera y protegido de la humedad, la luz y el aire.

Contenido en cafeína del café y consumo seguro

Los estudios realizados han demostrado que para un adulto con buena salud, un consumo inferior a trescientos miligramos diarios de cafeína es seguro y no dañino para la salud (una taza de café hecho en casa contiene unos ciento veintiocho miligramos de cafeína, mientras que uno de una cafetería contiene uno ciento ochenta miligramos, esto es más que la gran mayoría de bebidas energéticas). En el caso de los adolescentes esta cantidad no debe ser nunca superior a los cien miligramos diarios. Los niños no deben consumir café. En el caso de las embarazadas el consumo de cafeína debe reducirse al mínimo.

Cuando se superan estas cantidades, pueden producirse episodios de insomnio, taquicardias, irritación, nerviosismo, irritación gástrica o un incremento de la tensión. Por otro lado, si sufrimos de diabetes o hipertensión el consumo de cafeína debe ser el mínimo posible.

No obstante, un consumo por debajo de los límites tiene bastantes beneficios, ya que incrementa nuestro rendimiento y rebaja la sensación de cansancio.