Muchos tienden a asociar el helado con una fuente gigante de calorías, de ahí que tengan miedo de consumirlo con frecuencia para no engordar demasiado, sobre todo de cara al verano, cuando más helado se consume pero también donde necesitamos ponernos el bañador y no asustar a los compañeros de baño.
Sin embargo, el helado es un plato que nos puede aportar muchas cosas buenas. Entre ellas destaca que nos puede fortalecer la masa ósea y ejerce una labor de control sobre la tensión arterial. Al contener un gran porcentaje de leche, su principal ingrediente, permite recibir un interesante aporte de calcio, aproximadamente un 15% de la cantidad diaria recomendada, en función de la ración que tomemos. Además nos aporta vitamina B y proteínas, fundamentales para la práctica de ejercicio físico y el desarrollo adecuado de los más pequeños.